domingo, 25 de septiembre de 2011

Supongo que si Amiel  el filósofo suizo viviera hoy en día, su “Diario íntimo” no estaría escrito en papel,  sería un blog. Y es que los blogs  no dejan de ser una especie de diario donde, desde una literatura buena o mala, que de todo hay, uno se va acercando a compartir lo que otro filósofo, Barthes, creía  necesario para iniciar la andadura de un diario  y que son a saber: lo histórico, lo poético, lo utópico  y lo amoroso. Cuatro apartados que vienen a constituir temas que tocamos habitualmente:   histórico político, poético literario, utópico imaginativo y amoroso sentimental.
   Cuando cerramos, algunas veces a altas horas de la noche, nuestro ordenador después de haber escrito en nuestro blog, lo hacemos desde la confidencia que deseamos compartir  y que, realizada desde las pequeñas memorias del día se convierte en hechos literarios más o menos reales pero que en todo caso llevan una carga inevitable de ficción.
    Los blogs , como los diarios, se deben escribir desde la soledad , mas palpable cuando nos los imaginamos volando por la red como prueba de que no por ser global deja de ser menos soledad. Nuestros comentarios se van brillando como las estrellas de un firmamento que no son otra cosa que esas miles o millones de pantallas que lucen sus destellos de luciérnagas lanzando sus puntitos de luz a esas ventanas que vistas desde la calle iluminan el cielo de nuestra realidad.

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